El arte de cocinar a brasa es una técnica culinaria que ha existido desde hace siglos y sigue siendo una de las más populares en todo el mundo. Una forma de mejorar el sabor de la carne y darle una textura mejorada es mediante el conocido como sellado. El sellado es una de las técnicas de cocina más importantes que se deben usar para cocinar cualquier tipo de carne a la parrilla. El sellado es un proceso que involucra cocinar la carne durante un corto período de tiempo a una temperatura muy alta en una parrilla caliente para crear una costra crujiente y sabrosa en la superficie de la carne sin cocinar demasiado la carne en el interior.
El sellado es el primer paso en la preparación de una carne a la brasa. La idea principal detrás del sellado es crear una capa superficial dorada y crujiente en la carne, mientras se mantiene la humedad en el interior. Esta capa exterior no sólo añade textura y sabor a la carne, sino que también ayuda a sellar los jugos naturales de la carne en el interior, conservando su sabor y evitando que se reseque. Lograr un sellado perfecto en tu carne es el primer paso para crear una cena espectacular a la brasa.
Antes de empezar a cocinar cualquier carne, es importante prepararla correctamente. Para conseguir un buen sellado, la carne debe estar lo más seca posible, por lo que es fundamental secarla bien con papel de cocina antes de cocinarla. Además, asegúrate de que la carne esté a temperatura ambiente antes de colocarla en la parrilla. Para ello, sácala del frigorífico unos 20-30 minutos antes de cocinarla.
Es crucial precalentar la parrilla antes de cocinar cualquier carne a la brasa. Lo ideal es tener dos zonas de cocción en la parrilla: una zona directa y otra indirecta. La zona directa será la más caliente, por lo que es aquí donde cocinaremos nuestra carne para lograr el sellado.
Coloca la carne directamente sobre el fuego y déjala allí durante unos 2-3 minutos sin moverla. La idea es que la parrilla esté lo suficientemente caliente como para que la carne se dore y se forme una costra dorada en su superficie. Utiliza unas pinzas para dar la vuelta a la carne y repite el proceso en el otro lado de la carne. Después, coloca la carne en la zona de cocción indirecta para que se termine de cocinar lentamente, hasta que alcance el punto de cocción deseado.
Es fundamental dejar que la carne descanse durante unos minutos después de cocinarla. Esto permite que los jugos de la carne se redistribuyan y se mantengan en su interior, conservando su jugosidad. Si cortamos la carne inmediatamente después de cocinarla, perderá sus jugos y se volverá seca y sin sabor.
El sellado es una técnica culinaria fundamental a la hora de cocinar carne a la brasa. Conseguir un buen sellado no sólo mejorará el sabor de la carne, sino que también ayudará a mantener su jugosidad y textura. Siguiendo los pasos y consejos adecuados, lograrás dar el primer paso hacia una cena inolvidable en tu próxima barbacoa.